domingo, 27 de abril de 2014

Tres métodos de cocción prehispánicos en México que podrás usar

Si hablamos de la cocina prehispánica en México nos remontamos a más de mil años; notoriamente mucho hemos cambiado, pero no dejemos que nuestras costumbres desaparezcan. Tomémonos un tiempo para cocinar deliciosos platillos y darnos cuenta que nuestra cocina es excepcional, podemos usar estas técnicas y volver a nuestros orígenes.

Tatemado: Consiste en asar los ingredientes en un comal o directo sobre el fuego y hasta que el hollejo de estos comiencen a ampollarse y tostarse.

Para tatemar chiles, se realiza el paso anterior y después se colocan en bolsas de plástico (peculiaridad de la época moderna, obviamente) se amarran y se dejan reposar por unos cuantos minutos para que suden y sea más fácil retirar dicha piel, cabe mencionar que es importante dejar enfriar los chiles pues así evitamos romperlos cuando se retire la piel.

Estas características aportan notas de sabores ahumados y asados a las preparaciones. Es excelente para preparar salsas rusticas y martajadas, crema de chiles (poblano y güero o x’catic) y es un procedimiento emblemático para la elaboración de los chiles en nogada y chiles rellenos, entre otros deleites de la cocina mexicana.


Chiles poblanos tatemándose

Rescoldo: Esta técnica que no es propia de alguna cocina en particular, sino más bien de toda Centro y Suramérica y no dudo que de otras cocinas muy lejanas. Se lleva a cabo manteniendo los alimentos enterrados en las cenizas a una distancia moderada de las brasas (la leña hecha casi carbón y que todavía conserva una temperatura alta, pues aún mantiene un color rojizo), de igual manera se entierra bajo piedras con las mismas condiciones; aportando una cocción lenta y de un ahumado suave.

El rescoldo es una técnica para personas que cuentan con hornos de leña y con candelas o fogatas en cocinas prehispánicas, lo que la convierte en una técnica exclusiva para cocinar. Se pueden elaborar variedad de preparaciones, tales como purés de papa, camote y plátano, y de este último una variedad de plátano “asado” que se consume como postre acompañado de diferentes salsas dulces, y entre otras preparaciones exquisitas.  

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Cocción en hojas: Otra técnica tradicional y famosa en varios países. Consiste en envolver con hojas diferentes alimentos y de esta forma aportar aromas y sabores propios de las hojas, además de que conserva los jugos originales de las preparaciones y con suculentos sabores intensos.


Esta técnica es propia de los tamales, los cuales comúnmente se envuelven en hojas de plátano y en otros lugares y no muy reconocida en hojas de almendros, aportando sabores completamente diferentes. De igual manera los mixiotes son envueltos con hojas de plátano y la famosa cochinita yucateca. Solo sería cuestión de experimentar con nuevas preparaciones. 

sábado, 12 de abril de 2014

Auguste Escoffier en la última cena del Titanic

Si bien todos sabemos lo que ocurrió aquel infortunado y siniestro 14 de abril de 1912 y que terminó la madrugada siguiente; pero como la cuestión de la página es sobre gastronomía, entonces es un honor escribir sobre quien es considerado “el padre de la gastronomía”  y que mejor que haciéndolo sobre el majestuoso Titanic.

Hace 102 años el reloj marcaba las 7:00 de la tarde, las trompetas que anunciaban la cena ya habían sido sonadas y los pasajeros de primera clase comenzaban a bajar sobre esplendorosa escalinata para llegar al “Dining Saloon” o también conocido como el “Gran Salón”, aquella noche se serviría la última cena del Titanic sin que nadie lo supiera, un menú compuesto por diez tiempos y que algunos de ellos incluían hasta tres platos para escoger, todo esto diseñado por nada más que George Auguste Escoffier.  

Dining Saloon

Lo cierto es que se prepararon cuatro menús para tal noche y como quizá se acostumbraba a hacer durante los días que el Titanic estuvo en alta mar, dos de primera clase, uno ya mencionado, en el Dining Saloon, otro más para el restaurante À la carte (el único que no estaba incluido en el precio de los boletos, pues era una concesión privada), uno más para la segunda y tercera clase respectivamente, cabe mencionar que estos fueron colmados por deliciosas preparaciones sea para la clase que sea, pues la White Star Line daba lo mejor aún para los pasajeros de tercera clase.  

Gracias a la multipremiada película de James Cameron es que puedo imaginarme a tan célebres pasajeros cenando en el Gran Salón, sin saber que sería lo último que comerían y beberían en sus vidas, deleitables platos que tal vez debieron ser devueltos por sus estómagos al sentir tan inestables movimientos cuando el Titanic se hundía, pues con la cantidad de platos que se sirvieron todos debieron comer a grandes cantidades, pues en esa época la línea no importaba mucho.
¿Por qué Escoffier diseñó el menú del Titanic?
Dada la experiencia de Escoffier, pues era el chef más famoso de la época, reconocido a nivel mundial por ser el precursor de la alta cocina francesa (haute cuisine), pues modernizó y simplifico las técnicas de Antoine Carême. Y ya que a bordo se encontraba el restaurante À la carte que era una propiedad perteneciente a los Ritz de París, de ahí que todos sus cocineros y camareros eran franceses. Aunado a esto que Escoffier era copropietario junto con César Ritz de todos los hoteles del mismo apellido en el mundo y algunos más de gran renombre y todos sus dominios; no dudo que los dueños de la  White Star Line hayan sido amigos del señor Ritz, quienes pidieron de favor que Escoffier diseñara tan majestuosos platillos. Pues el Titanic debería tener exclusivamente lo mejor y aquella noche solo los más ilustres y distinguidos pasajeros deleitarían sus paladares con tan magnificas preparaciones que el mejor chef de todos los tiempos habría diseñado especialmente para ellos.

Ahora sabemos que aquella noche y parte de la madrugada del 15 de abril, una parte de Auguste Escoffier se hundió en las congeladas aguas del Atlántico Norte, chefs, cocineros y ayudantes de cocina se llevaron suntuosas recetas, llenas de sencillez en cuanto a elaboración y que mágicamente Escoffier transformó en deleitables festines que no pudieron ser discutidas a la mañana siguiente con la glotonería y calma de tan eminentes pasajeros, pues el mar se las llevo y con ellas la excentricidad de la primera clase, el olvido de la segunda clase y los sueños de una nueva vida de la tercera clase. 15 de abril de 1912   

Aquí los tres menús de cada clase correspondiente, rescatados después del naufragio: